sábado, 1 de marzo de 2008

El abrazo de las sombras.


Para llegar a la verdad, se puede atajar por infinitos caminos, pero todos van al mismo sitio y al final, tarde o temprano, todos terminan uniéndose.

Al final, la verdad se mostrara desnuda, sin colores, ni formas, ni sensaciones, sin nada más que la verdad, porque la verdad no tiene adjetivos, ni dura ni blanda, ni cruel ni bucólica, es algo que se te clava en el alma.

No, no voy a contaros que es la verdad, desde la infancia, curas, ateos, agnósticos, mormones, y un sin fin de religiones e ideologías me han intentado contar la verdad, tan disparatas una y otras, que al final debes buscarla por tu cuenta y riesgo, así que no voy a caer en el cinismo. Y quien realmente la busque, que no desista, al final siempre aparece.

Pero el camino, no termina en la verdad, iluso, apenas empezaste a caminar. Ahora tienes que saber qué hacer con ella, y además ¡estás solo! Y no hay retorno, no es algo de lo que te puedas desprender, para ello tendrías que olvidarlo, y hay cosas que no se olvidan.

Y en la oscuridad de la noche, a solas con la luna y el horizonte, cuando el frio se haga más intenso, sentirás la compañía de los solos, el abrigo de la noche y las sombras que te abrigan.

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